Las ideas han regido el mundo. ¡Siempre! Y los líderes son quienes las han propuesto o ejecutado. Ellos y ellas han construido o destruido la historia de la humanidad. Los demás, simplemente se han dedicado a seguirlas o... seguirlos. Líderes y seguidores: en estos dos bandos se podría dividir la humanidad y su historia.
Si los líderes y sus ideas son los que han dirigido la batuta en todas las civilizaciones, es lógico pensar que lo seguirán haciendo. Resulta estratégico, pues, buscar formarlos de manera íntegra, integrada e integral para que su conducción sea benéfica para la sociedad.
Se hace, es verdad. Hoy hay colegios, universidades, ambientes empresariales y hasta partidos políticos que persiguen captar y formar líderes, preparar a sus cuadros dirigentes. Convierten esta palabra en su eslogan publicitario. ¿Pero tienen como fin forjar líderes íntegros, integrados e integrales, o más bien gerentes funcionales, directores desenvueltos, profesionistas competitivos, encargados de proyectos, dirigentes político-sindicales ambiciosos..., por no decir manipuladores de masas en algunos casos? ¿Es éste el liderazgo que necesita nuestro país y nuestra organización?
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